Croacia y Dinamarca se veían las caras en Rusia buscando el desenlace de estos octavos de final en las varitas que sujetan entre sus botas dos magos de la medular. Modric y Eriksen. Eriksen y Modric. El duelo parecía reducirse a ambos. A dos futbolistas tocados por la fantasía para hacer temblar defensas rivales con sus pases telescópicos o sus misiles lejanos. Pero fueron otros genios los que determinaron el resultado. Genios con guantes. Subasic y Schmeichel se disputaron el cetro de hombre del partido. Y se lo quedó el primero después de que lo reclamara con fuerza el segundo.
El choque se marchó a la tanda de penaltis precisamente porque Schmeichel le paró uno a Luka Modric cuando el crono marcaba el 115' tras una acción de gol que frenó Mathias Jorgensen. Fue una infracción inteligente. Si Rebic hubiera marcado tras quedarse a puerta vacía, no se habría llegado a la tanda. Pero Schmeichel es garantía en el arte de los once metros. Y en ese lance se atrevió a blocar a Modric su disparo. Era un penalti lanzado con maestría. También la parada lo fue. Caviar en todos los sentidos, aunque la bola acabó acunada en los brazos del danés. Subidón para él y los suyos. Tras la exhibición del portero, los penaltis parecían un juego a su favor. Error.
Subasic, herido en su orgullo, sin un linaje tan relevante como el de su contrario, se lanzó a tumba abierta para ser protagonista en la ruleta rusa (hoy más que nunca) de los penaltis. Paró tres. Schmeichel también paró, pero solo dos. El tercero de la noche lo había 'malgastado' con Modric. Así que toda la responsabilidad definitiva fue para Rakitic, último lanzador que metió un pase a la red (¡qué clase tirando un penal!) para clasificar a Croacia que jugará ante Rusia los cuartos. ¿Y el resto del partido? Un intercambio de dominios sin ocasiones claras que se volvió loco en los primeros tres minutos (en el 1' marcó Jorgensen, en el 3' empató Mandzukic) hasta desangrase poco a poco en el desenlace de los penaltis, esa suerte en la que la magia la pusieron los guantes y no las botas.